La creciente digitalización de nuestros entornos también ha llegado al mundo artístico: gran parte del arte contemporáneo se realiza con software informático y no se materializa en objetos físicos, algo que puede desconcertar a parte del público. El arte es un lenguaje en el que no siempre confiamos. Parece que tuviéramos que desentrañar el misterio que está detrás de cada una de las obras que vemos. A veces tenemos la sensación de que nos estamos perdiendo algo. ¿Cómo vamos a utilizar entonces el arte para emocionarnos y aprender o para impulsar nuestro pensamiento creativo?