Firmas/Manuscritos/Anagramas

firma grafoscopia grafistica anonimos autorLa labor pericial ha derivado en que se requiera del Experto en Grafística (determinación de la autenticidad de firmas, anagramas, textos) no ya en el estudio de textos y firmas en los soportes más habituales, papel por regla general, sino también en otros que emplean un sector concreto como son los artistas, esto es, sobre lienzos, papeles con gramajes especiales para óleo, acuarela, etc., metales o minerales. Lo habitual es que cuando se requiera una intervención de este tipo sea respecto de autores ya fallecidos de otro modo es el propio artista o su Comité quien certificará la obra como suya, aunque no suelen valorar la presencia de firmas, salvo autores de mayor recorrido como Pablo Picasso o Joan Miró.

etiqueta sello fundacion

Para poder firmar, el artista debía alcanzar una notoriedad e importancia que lo permitiera, de hecho, según Antonio Acisclo Palomino (1655-1725), en la segunda mitad del siglo XVII, los pintores que firmaban mucho eran objeto de mofa por parte de sus colegas. Palomino habla de la “función económica de la firma” puesto que, con la identificación de las obras, el artista podía atraer la atención sobre su obra y así recibir encargos. A pesar de esto, la obsesión de firmar no circuló por todas las escuelas, así Carracci, Caravaggio o Reni no solían firmar sus obras. Incluso en España mismo había autores muy reacios a firmar, como Velázquez y Murillo.

firma autografo

No tratamos aquí de afirmar por sí sola si la firma, anagrama o sello, contenidos en una obra autentifica la misma, labor esta que requiere de la intervención del resto de especialidades y  expertos en  áreas como la física, química y de las humanidades, sino de establecer las pautas para el estudio de escrituras y firmas, muchas veces elementos únicos para establecer si la obra pertenece a uno u otro autor.

La firma o no del cuadro no es un asunto menor. Hacerlo en el reverso suele disgustar a quien encarga la pintura, pero deja la obra liberada de la presencia infinita del autor. Pintores como Gauguin, Degas o Manet firmaban con un grafismo evidente de su persona y otros, como Picasso o Bacon, encumbraron su signatura con un subrayado, conscientes de su grandeza. Van Gogh hizo de sus firmas una parte inseparable de la obra, como la piel de sus creaciones.

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