El estudio estilístico está basado en un análisis de la obra en el que todas las consideraciones han sido obtenidas por medio de la observación estructural y estética, tomando el encaje primigenio como punto de partida, primeras capas de pigmentos e imagen final, siendo esta última el objeto global de estudio. Se obtienen el mayor número de características formales que componen la obra para generar una hipótesis acerca de una posible autoría.
Para proceder a este estudio es fundamental tener como base el informe técnico de materiales perteneciente a la misma obra, en el cual se obtienen datos cuantificables en base a los pigmentos que la obra posee. Del mismo modo, los resultados del informe técnico proporcionan datos cronológicos aproximados que nos permiten, previa investigación, relacionar la obra con un posible autor, escuela, incluso establecer una fecha aproximada de ejecución.
Los estudios de materiales generalmente logran demostrar que la pintura no es un fraude por composición de pigmentos y otros materiales propios de una época. Así el Proyecto Rembrandt de Investigación desarrollado durante 40 años con acceso ilimitado a la más avanzada tecnología concluyó en que los métodos de investigación aplicados al proyecto habían conseguido exiguos resultados o ningún resultado en la determinación de la autenticidad.
Hay muchos “expertos” que autentican arte pero a menudo solicitan honorarios elevados y además son difíciles de acceder. Otros no se han actualizado durante décadas en lo que respecta a autenticación. Simplemente miran la pintura y la comparan con alguna similar que conocen. Muchos de los comités de artistas reconocidos, formados por familiares, amigos, se encargan de dar el visto bueno a una pintura por el hecho de ese parentesco de sangre o emocional, aunque no tengan conocimientos artísticos de ningún tipo. Lo que es peor, son acenptados por la comunidad internacional.
¿Cuantos escándalos ha habido de padres, hermanos, hijos, que han certificado obras de sus familiares que luego se han demostrado falsas?
Véase, por ejemplo, Sentencia nº 305/2004 de TS, Sala 2ª, de lo Penal, 8 de Marzo de 2004
Muchos son los intereses, de índole económica mayormente, que intervienen en que una obra, INTERESE o no, sea de un artista u otro. Todos lo sabemos pero casi todos callan.
El delito de estafa, Art. 248 CP, sobre este tipo de bienes incorpora una agravante (pena de 1 a 6 años de prisión) cuando ” recaiga sobre bienes que integren el patrimonio artístico, histórico, cultural o científico”, por lo que no es tema baladí.
La autenticación o atribución de una obra debe estar basada en conocimientos técnico científicos más allá del parecer, de la opinión y del recuerdo de algunos sujetos. No basta el haber leído libros y haber visitado muchos Museos y catálogos. El “connoseur” puede ayudar a adelantar los trabajos o dar pistas de investigación, pero NUNCA puede ser el único elemento.
Si a esto añadimos que tampoco podemos acudir a Museos que tengan colecciones de determinados autores para consultar porque sus normativas internas en todo el mundo les prohibe autenticar pinturas ni siquiera opinar, entonces el camino queda bloqueado para los propietarios privados. Por contra y aunque parezca contradictorio, muchas veces aparecen nuevos descubrimientos de pinturas que saltan a las noticias de los principales medios ¿cómo es posible? ¿por qué luego esas personas guardan silencio y se niegan a cooperar?
Desde nuestro laboratorio y apoyados por expertos independientes en las distintas áreas procuramos solventar tanto inconveniente y obstáculos facilitando un estudio técnico-científico aportable ante cualquier entidad pública, jurídica o no, y privado.